No eres tú...

No soy alguien que te pueda dar un buen consejo. Si abro la boca es para decir algo obvio, para comentar algo espontáneo e irrelevante, para afirmar, o para arruinar el momento con un comentario poco apropiado, no sé hablar. Nunca te voy a decir si necesito algo, si quiero un abrazo o un beso, tal vez porque soy demasiado orgulloso. No hablo de muchas cosas a menos que me las preguntes, y a veces, te responderé con evasivas. Odio hablar de mi familia, de mis padres, aunque probablemente mencionaré bastante a mi hermano, y es de esperarse, es la única persona a quien conozco un poco mas. No mantengo relaciones largas de casi ningún tipo, amistades, conocidos, noviazgos, todo termina en poco tiempo. Soy alguien que sonrie demasiado y llora poco, y cuando lo hago, me escondo entre sábanas y risas. Llámalo vergüenza, pena o pudor, quizá no sea mas que una simple preferencia. No acostumbro el contacto físico, en la mayoría de los casos me resulta incómodo el contacto con alguien, me paralizan los abrazos, roces inesperados, y no esperes que los corresponda. Tengo cientos de planes, ideas en mi cabeza, que me mantienen ocupado intentando relizarlas, pero pocas llegan a volverse reales o concluirse. Tengo miedos, cosa que contrasta ante la facilidad con que deposito mi confianza en otros, sin que esta salga de lo puramente físico. Tengo miedo de las llamadas por teléfono, de marcar un número. Tengo miedo de esperar a alguien que no llega, y pos mas excusas que dé siento como si me hubieran olvidado. Estoy lleno de energía, me muevo todo el tiempo, pero ante algo que desconozco o me pone nervioso, caigo en una pasividad hartante. Nunca voy a poder recordar el cumpleaños del gato, de la tía que tanto impacto tuvo en tu vida, probablemente hasta olvide su nombre, nunca recordaré la fecha del día en que te conocí. Leo, leo todo el tiempo, leo todo lo que puedo, y cuando hablo, muchas veces hablo de lo que leo, probablemente con el apasionamiento de un fanático religioso que no cuestiona su fé. No aguanto el aroma a tabaco, no aguanto unas cuantas gotas de alcohol, sin empezar a ver todo temblando a mi alrededor. No estoy acostumbrado a responder algún cumplido o a corresponder un "te quiero", solo sonreiré en silencio pensando si eso es lo correcto. No entrego el alma asi como así, es mas bien de una forma muy paulatina, a muy pequeños pasos. Guardo muchos recuerdos, tantos que se enredan uno con otro, y muchas veces son difíciles de contar, mientras los desenredo de la tela de araña en que se encuentran. Nosé si será cosa de una noche, o un día, una semana o un mes, nunca me preocupo por eso, tal vez debería. No soy un adulto, no actuo de una forma madura, parezco mas un niño estancado en su mundo... soy tan ingenuo, que no sé como acbar esto, solo espero que cada uno de ustedes pasados, presentes y futuros lo lleguen a leer... y se rian un poco del niño que pretendía ser un conejo, que al mismo tiempo deseaba tener alas.



Wohooo... adiós vacaciones blogger :p