21/11/10

Artistas (2)

"Crucificaremos a los mentirosos esta noche...", algo así decía la canción que escuchaba en ese momento. La película estaba a punto de empezar, y lo único que pasaba por mi cabeza era el querer huir de ese lugar. Evidentemente no lo hice. Me abrazó, no podía hacer nada mas, era algo así como nuestra última cena. No recuerdo que película era, no recuerdo si la vimos, o si nos la pasamos intercambiando saliva, pero estuve toda ese tiempo en la incomodidad de no saber que pasaría después. Él no tenía nada en mi contra... pero yo si contra él. Acabó y salimos. Me acompañó hasta el puente donde nos despediríamos. Y no recuerdo claramente que pasó, pero algo que no puedo olvidar son muchas lágrimas, lágrimas saliendo del rostro de alguien, por mi culpa. Me abrazó y contesté ese gesto. Dije algo... no se qué, pero estoy seguro de que dije algo. Se tranquilizó, sonrió y me abrazó mas fuerte. Me tenía que ir. Sacó de un morral multicolor que cargaba una carta, me la dio, excusándose por el atrevimiento de hacerme algo así, tan infantil. Nada es infantil para un niño. Se fue hacia el otro extremo del puente. Yo me quedé ahí un rato, viendo los autos desde lo alto. Me aburrí y bajé, tomé un camión hacia mi casa. Empezó a llover en el trayecto, y aunque me mataba la curiosidad no me atrevía a leer lo que contenía el escrito. Después de un rato, al bajarme del camión, aún lloviendo, corrí por la calle de mi casa. Pero las gotas eran demasiado molestas, me paré debajo de un techo que sobresalía de la entrada de una casa y me senté. Veía las gotas caer frente a mi, y nada mas, no pasaba nadie y las casas habían sido ya antes tan vistas por mis ojos que me parecían aburridas. Recordé la carta y la saqué de mi bolsillo. Pensé bastante antes de abrirla, pero lo hice, la leí. Al terminar no hice nada mas que romperla y tirarla en un lote baldío que se encontraba por ahí. La lluvia ya no era tan fuerte, corrí hacia mi casa. Volvimos a ir al cine mas veces, siguiendo el mismo ritual que habíamos acordado de manera inconsciente. Pero un día, no aparecí.

Serían las dos de la mañana, como de costumbre, me encontraba en la computadora. Leía un correo que me había mandado tiempo después de que intenté cortar toda comunicación con él. Me harté, apagué la computadora y me dormí. Al día siguiente salí a caminar, era un día nublado, pero extrañamente confortante. Me senté en frente del lago, y lo observé por un tiempo y me quedé dormido. Me despertaron de aquél sueño unas pesadas gotas de lluvia sobre mi rostro. Me quedé tirado un rato mas hasta que comenzó a llover mas fuerte. Me había empapado, pero el sonido del agua cayendo contra el suelo era mínimo en comparación con la frase que recorría mi cabeza en aquel momento, acompañada de unos fuertes riffs de guitarra. Había escuchado esa canción muchas veces antes, peor no la comprendí hasta ese momento. Solo esa frase quedó de aquel sueño.

"Nos veremos en el amargo final..."

Desde entonces camino bajo la lluvia.

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