7/12/09

Simón dice...

Rayo de Sol Artificial

Lo primero que muestra Simón al presentarse ante alguien, es su mirada. No quiero emplear poesía para embellecerla, porque sería mentir, pero no hay otra forma de hablar de ella. Es una mirada seca, directa, que te absorbe, como si quisiera extraer algo de ti, como si se fuese alimentando, una mirada hambrienta, con deseos de engullir todo lo bueno, todo lo bello del punto en el que ésta se enfoca. Su mirada es lo primero y lo último que recuerdo de él. Aunque la primera vez que sintiera el efecto de su trampa, no fué debido a su mirada, sino a sus palabras.

Pasé los últimos días de mi adolescencia en un hospital. No mantenía un fuerte contacto con algún pariente. Ninguno de estos lejanos conocidos quizo hacerse cargo de mí al haber muerto mis padres, así que a lo mas que llegaron fué a pagar al médico encargado de la institución, para que permitiera continuar mi estadía en aquel perdido sanatorio. Al principio todo se basaba en dejarme el mayor tiempo posible en un estado de inconsciencia, ocasionado por la gran cantidad de tranquilizantes que me eran administrados a lo largo del día, órden seguramente dada por mis parientes, pero al percatarse del hecho de que nunca recibía algún tipo de visita, dejaron de desperdiciar estúpidamente las drogas en lo que parecía iba a ser uno de los muchos "muebles", típicos en esta clase de lugares.

Nunca podré declararme alguien sociable, y menos encontrándome en una situación de este estilo. Intenté levantar una barrera entre mí y los demás internos, los doctores, el mundo. Inicié una introspección, de la cual no saldría en varios meses. Comiendo menos de lo necesario, bebiendo un poco de agua después de varios días. Empezé a entrar cada vez en un mundo creado por mi mente, donde la historia de mi cuerpo, donde mi historia, era alternativa a la realidad que vivía. Nada de lo anteriormente ocurrido era real, me refugié inventando diferentes historias que consideraba verdaderas dentro de mí. Pero cuando por alguna razón a estos mundos entraba un poco del exterior, cuando algún recuerdo llegaba a mi mente, de inmediato acababa con este lugar, mediante otra historia triste, cuyo final siempre presentaba al protagonista atrapado en medio de cuatro paredes blancas. Pocas fueron las personas que creyeron que continuaría vivo, ningún doctor dió esperanza de supervivencia a esta neurosis, mejor para ellos, si ocultaban el hecho de mi muerte, podrían continuar recibiendo el dinero que les brindaban aquellos que querían alejarse de mí. Mientras se deshicieran de otro de los estorbos que les impedían aumentar su capital, mejor para ellos. De no haber sido por este ente, llamado Simón, probablemente hubiera contiuado mi lento en inconsciente suicidio.

Salí, como todas las mañanas, a la parte mas alejada del jardín, detrás de los robles que circundaban el patio trasero del lugar. Imaginaba, con escasa nostalgia, mas bien con curosidad morbosa, como hubiese sido la vida si mis padres no hubieran muerto, si la relación con mis familiares no se hubiera tornado tan fría, o carente de sentido estable, como lo fué la relación mas bien sexual que mantuve con mi primo. No me daba cuenta que alguien se acercaba, que ese alguien invadiría por completo mi mundo interior, y claro está, que temrinaría salvándome, con el único fin de atraerme hacia él, de intentar contenerme dentro de su mente. Hundido por completo en mis pensamiento, vino el evento que desató todo.

En mi mente viajaba junto con mis padres en el auto. Pero en este caso, el viaje continuaba, no era interrumpido por el accidente, todos los mundos comenzaban así. En esta ocasión parecía que viajabamos a algún lugar caluroso, una playa probablemente. Pero el viaje fué interrumpido por una repentina señal de radio... "Se solicita la presencia de su majestad en la oficina del doctor", seguida de una risa descarada. En ese momento todo cayó. Como si fueran piezas de un rompecabezas, que temrina por hartar a quien lo intenta armar, fueron siendo separadas una a una y arrojadas a algún lugar perdido en mi mente.

Desperté desesperado y observe al emisor del mensaje. Sus ojos irradiaban una tranquilidad terrible, un cierto deseo de observar mi siguiente movimiento. No pude decir nada, esos ojos que anteriormente había contemplado, por una fracción de segundo, estaban de vuelta, con la misma burlona indiferencia. ¿Pero en verdad era indiferencia? Mas bien un interés oculto tras la niebla amarillenta de sus ojos.

"Cierto, eres de los que no hablan. No sé porque se empeñan ustedes en vivir, si es que a eso se le puede llamar vivir." No lo identificaba como uno de los trabajadores, ni como uno de los enfermos, y aunque lo hubira intentando, el vivir dentro de mis ilusiones, me había impedido conocer cualquier rostro. "Dicen que no te queda mucho tiempo de vida, ¿eso es lo que quieres? , ¿terminar tus días en una mentira?¿no luchar contra la voluntad de aquellos que no creen en ti?" No entendía absolutamente nada de lo que decía, al parecer se refería a mi. Pero en ese momento no lograba acomodar mi mente, la realidad y mis historias eran un mismo plano, inseparables. "Pero no me corresponde juzgar, cada quien es libre de hacer lo que quiera con su vida. Solo vengo a decirte que te buscan en la oficina del doctor M., al parecer has logrado vivir mas de lo que esperaban, aunque no se si puedas seguir así. Pero como dije, eres libre de hacer cualquier cosa, solo afróntalo, no huyas, como lo estás haciendo ahora"

Se acercó a mi, nos mirábamos sin parpadear. Colocó su mano sobre mi cabeza, jugó un poco con mi cabello, y terminó por reirse. Parecía un sueño, a pesar de ser parte dela realidad, parecía menos verdadero que mis propias historias. Para cuando logré reaccionar, se había marchado. En ese momento, de entre las copas de los árboles aparecieron unos rayos de luz que chocaron directamente con mi rostro. Sentía que me quemaban, volvía a sentir calor.


(Sometimes Sunshine - Revue Noir)

2 comentarios:

  1. Se acercó a mi, nos mirábamos sin parpadear. Colocó su mano sobre mi cabeza, jugó un poco con mi cabello, y terminó por reirse. Parecía un sueño, a pesar de ser parte dela realidad, parecía menos verdadero que mis propias historias.

    ¿Tu escribes esta? Me ebganchas.

    Un fuerte abrazo.

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  2. Oh si, uno su humilde servidor la anda escribiendo :)

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