15/12/09

Simón dice...

Caras Bonitas


"Pronto cumplirás la mayoría de edad, y, para serte sinceros, no estamos interesados en tenerte mas tiempo por aquí, y tampoco creo que tu quieras permanecer por convicción en este lugar. Pensamos que todo acabaría pronto pero por alguna razón aquí sigues. Solo te pedimos que si decides irte, y lo harás, no comentes el hecho con tus familiares, los ingresos que recibimos de su parte gracias a ti, son una gran base de esta institución. Probablemente piensen que con ese dinero será perdonada su falta de atención hacia ti, ¿son extrañas las creencias de las personas,o mas bien lo fácil que creen que es escapar?" Decía el doctor M. aproximadamente un par de meses después de que Simón se acercara a mi por primera vez. Pero esta conversació siempre fué previsible, esperada, lo que nunca esperé fué lo que ocurrió antes y después de ella.

Desperté soñando que volvía a vivir la misma situación que esa tarde me acercó con Simón. No podía dormir, sentía un escalofrío cada vez que sus recordaba que sus ojos se fijaron en mi, que parecían buscarme e intentar encontrar lo que había detrás de la imaginativa burbuja que me encerraba. Pasaron un par de días durante los cuales no hice mas que pensar en ese evento. Y no fué porque me estuviera volviendo a sumergir en mi falsa realidad, era incapaz de regresar ahí, esto parecía mas fantásticos que mis estúpidos sueños guiados. Su mano sobre mi cabeza, contacto, algo que había perdido desde bastante tiempo atrás. ¿Era eso la realidad? No podía soportarlo, lastimaba mas que las interminables muertes y finales de historias que ocurrieron en mi cabeza, pero comenzaba a recordar todo tal y como fué.

Decidí levantarme, buscarlo. Abrí la puerta de mi cuarto, y rápidamente fuí a recorrer cada uno de los pasillos del lugar. Pude notar que la gente del lugar me miraba de una forma distinta, depués de haber visto durante meses mi mirada perdida. Principalmente fué una reacción de parte de las enfermeras, seguramente fué extraño para ellas ver la forma en que actuaba, daba pasos torpes pero creo fué la determinación, lo único diferente que tenía en ese momento. No pude mas que caminar un par de pasillos, mi estado no me lo permitía, caí frente una puerta metálica. No tenía fuerzas pero sabía que debía buscarlo. No podía recuperarme, me sentía inútil, desesperado, con la urgenica de levantarme, pero todo mi cuerpo no era mas que una piedra sin vida, sin fuerza.

Mi cara quedaba frente a la puerta metálica, y esta me mostraba una especie de reflejo deformado de mi rostro. No lo reconocía, parecía mas bien un mosntruo que imitaba mi posición. Los ojos eran completemente negros, no había una sola mancha de color en ellos, estaban vacíos. Los labios entre abiertos parecían animarme a que me acercara a ellos, como si quisieran besarme ¿o sería este un inconsciente deseo mio? La cara era brillante bastante palida, el cabello era un desorden, faltaba forma a ese rostro, pero era mío, no lo veía desde hace meses, pero lo reconocía como mío.

"Debe ser terrible que lo primero que veas de ti después de tantas pesadillas, sea el reflejo de tu rostro en una máscara metálica..." reconocía esa voz. "Pero creeme, es mas linda que esa terrible imágen que se acaba de presentar". Me tomó de los brazos y ma ayudó a levantarme. Era él. Caminamos lentamente hasta el cuarto, llegamos y me ayudó a recostarme. "Veo que ya vas despertando de tus sueños, ¿o acaso ya empezó una fase de sonámbulo?" Comenzó a reir. Yo no podía acomodar ninguna palabra, quería que se callara, que se fuera, pero no salía un solo sonido.
Notó una especie de desesperación en mi cara, y trató de cambiar el tema. "Eres muy lindo, no quiero que te quedes con la idea de ese terrible reflejo que viste en la puerta", se acercó a la repisa que se encontraba junto a mi cama y tomó un espejo. Lo puso frente a mi cara. Vi claramente que mis ojos no eran un vacío, notaba cansancio en ellos, pero me alegró el saber que ahí estaban. Mi boca seguía entreabierta, pero mas que desear un beso, parec[ia querer gritar, reprimía un sollozo. El rostro aunque palido, mantenía un ligero tono rosado, mi cabello era un desastre, y ya comenzaba a aparecer unas cuantas evidencias de vellos sobre mi quijada. "Enserio eres muy lindo, ¿pero sabes lo que dicen de las caras bonitas?" Permanecí en silencio, me era imposible decir algo. "No tienen nada aquí" colocó su mano sobre mi pecho, y depués sobre mi cabeza, volvió a reir. "Pero creo que aquí tienes bastante" dijo señalando mi cabeza. ¿Cómo se atrevía a hablar de mí? Quería que se fuera cuanto antes, no lo soportaba. "Pero independientemente, de que tengas mucho cerebro, las caras bonitas siempre tienen un precio, las almas siempre lo tienen. La tuya lo tuvo..." Hablaba de Adolfo, pero nopodía responder, seguramente pensó que me incomodaba. "Perdón, ni siquiera me he presentado, me llamo Simón. Soy hijo del doctor M. vengo aquí a realizar mis prácticas. Y como me ha interesado tu caso, me he puesto a investigar, y sé un poco sobre ti", seguramente Adolfo había contado todo. "Pero no importa como me halla enterado de eso, solo quiero saber, si ahora tu linda cara tiene precio, si es tan vacía como para tenerlo, porque al parecer es tan vacía como para dejarla encerrada en fantasías." Me miró fijamente, esperando una respuesta y noté esa presión, esa desesperación por encontrar respuestas y por conocerlo todo. "Tu cara es bastante bonita también", salió inesperadamente de mi boca. No cambió su mirada, e incluso se dibujó una sonrisa aún mas grande en su rostro. "Mi precio no es mas que saber lo que hay detrás de tu piel, de tus ojos, ese es el cambio que busco", su mirada afirmaba cada palabra. "Descansa, luego tienes que ver al doctor M.". Dormí una eternidad, o al menos así me parecieron los días que pasé en cama, recuperándome, por fin.

"...¿son extrañas las creencias de las personas,o mas bien lo fácil que creen que es escapar?" Solo quería irme lo antes posible de ese lugar, y así fué una semana después de la charla con el doctor. Durante esa semana no volví a ver a Simón, solo recibí una nota el último día de mi estancia. "También me largo de aquí", seguido de un número telefónico, era obvio quien la había escrito. Al día siguiente salí de aquel lugar sin un rumbo fijo, con miedo de recurrir a la nota que había aparecido bajo mi puerta.


4 comentarios:

  1. Solo vine a comer aqui a tu casa (qe en realidad es la mia JA!), y para sorpresa mia y despues de tan largo tiempo de no leerte, me aguanté mi hambre de comida para saciar mi hambre de tu historia, me hablan a comer ya, y yo segupia a aqui, esperando el desenlace feiz o el triste, pero si, claro esperaba un desenlace, te felicito, poque me atrapaste ya!, y ahora estoy como señora de casa, renegando por el final de viernes de telenovela, ya me gritan a comer, dicen que se enfría, volviendo al tema, DESGRACIADO!!!, sigo al pendiente de la historia, y solo me das a cuenta-gotas, de lo bueno poco, dirás, pero la ansiedad de conocerlo todo me agobia :(

    Me encantó, pero deja te veo en el msn para desquitarme de todas mis frustraciones para poder conocer el siguente capitulo.

    Saludos!

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  2. hombre tranquilo, esto es igual que "Como Agua para Chocolate" entrega semanal de blah blah blah, paciencia paciencia jaja

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  3. Sólo quería decirte que aunque a veces no comento, sí te leo. La cosa es que no hay mucho que comentar en la ficción. Me gusta, escribes muy padre, y pues nada, quiero leer más.

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  4. Jaimin gracias gracias, y pues bueno los comentarios no son necesarios, claro que lo alegran a uno porque confirman que es leido jaja y bueno el saberse leido es creo que de las mejires alegrias caray jaja
    pufff pidiendomas obligan a que mantenga interesante la trama jaja malditooos

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