Ese día lo único que hizo fué alejarse. No quería saber sobre nada ni nadie, quería evitarlos a todos. Caminó lo que le parecieorn cientos de calles, hasta llegar a un lugar que destacaba entre todos. Encontró, en medio de varios árboles, una pequeña banca de piedra donde se sentó para esperar a que pasara su enojo.
Pasó el rato mirando lo que ocurría a su alrededor: Unos cuantos transeúntes perdidos que pasaron sin darse cuenta de su presencia, un par de perros que lo olfatearon pero continuaron su camino, y varias aves que, para su sorpresa, revoloteaban y se posaban muy cerca de el.
El estar ahí le pareció tan tranquilo. Todos sus problemas quedaban atrás, nada que hubiera vivido era importante, su misma identidad sobraba. En esa banca nada más que el bello paisaje que tenía frente a el importaba. Empezaba a anochecer, pero parecía no darse cuenta. El continuaba con su mirada perdida, admirando cosas que solo el observaba.
Pasaron días y días, continuaba en la misma posición, sin haberse movido ni un centímetro. Completamente perdido en sí mismo, no se daba cuenta de que sus piernas comenzaban a tomar un tono verdoso, parecido al color del moho y parecían clavarse cada vez más en el piso. El color iba recorriendo su cuerpo poco a poco, sin que él le tomara importancia.
No lo notaba, empezaba a dejar de vivir para comenzar a transformarse en un ente cobrizo, frío, inmóvil.
Perdido en sus pensamientos, una voz infantil lo despertó de su ensueño -¿Qué hace ese hombre?- preguntaba, -No es un hombre, es solo una estatua. ¿No lo ves? Es solo piedra-
El hombre sintió unos golpes en su cabeza. En ese momento quizo levantarse, gritar que estaba vivo, que no era ninguna fría piedra...Pero no pudo, se dió cuenta de su estado y comenzó su desesperación. Inútilmente trataba de mover los brazos y las piernas. No pudo emitir un solo quejido, absolutamente nada salía de sus labios verdosos.
Entonces, comprendió que tratando de escapar, intentado alejarse de sus problemas, dejó de sentir. Enamorado de una belleza fácil, se olvidó de sí mismo, dejó de vivir y ser alguien.
Ahora durante el día disfruta de la compañía ocasional de personas que llegan a sentarse junto a el, escuchar sus charlas y sus risas, imaginándose a él mismo viviendo las experiencias de los demás. Pero cuando se encuentra completemente solo, recuerda lo que perdió por intentar escapar.
Pasó el rato mirando lo que ocurría a su alrededor: Unos cuantos transeúntes perdidos que pasaron sin darse cuenta de su presencia, un par de perros que lo olfatearon pero continuaron su camino, y varias aves que, para su sorpresa, revoloteaban y se posaban muy cerca de el.
El estar ahí le pareció tan tranquilo. Todos sus problemas quedaban atrás, nada que hubiera vivido era importante, su misma identidad sobraba. En esa banca nada más que el bello paisaje que tenía frente a el importaba. Empezaba a anochecer, pero parecía no darse cuenta. El continuaba con su mirada perdida, admirando cosas que solo el observaba.
Pasaron días y días, continuaba en la misma posición, sin haberse movido ni un centímetro. Completamente perdido en sí mismo, no se daba cuenta de que sus piernas comenzaban a tomar un tono verdoso, parecido al color del moho y parecían clavarse cada vez más en el piso. El color iba recorriendo su cuerpo poco a poco, sin que él le tomara importancia.
No lo notaba, empezaba a dejar de vivir para comenzar a transformarse en un ente cobrizo, frío, inmóvil.
Perdido en sus pensamientos, una voz infantil lo despertó de su ensueño -¿Qué hace ese hombre?- preguntaba, -No es un hombre, es solo una estatua. ¿No lo ves? Es solo piedra-
El hombre sintió unos golpes en su cabeza. En ese momento quizo levantarse, gritar que estaba vivo, que no era ninguna fría piedra...Pero no pudo, se dió cuenta de su estado y comenzó su desesperación. Inútilmente trataba de mover los brazos y las piernas. No pudo emitir un solo quejido, absolutamente nada salía de sus labios verdosos.
Entonces, comprendió que tratando de escapar, intentado alejarse de sus problemas, dejó de sentir. Enamorado de una belleza fácil, se olvidó de sí mismo, dejó de vivir y ser alguien.
Ahora durante el día disfruta de la compañía ocasional de personas que llegan a sentarse junto a el, escuchar sus charlas y sus risas, imaginándose a él mismo viviendo las experiencias de los demás. Pero cuando se encuentra completemente solo, recuerda lo que perdió por intentar escapar.
El reflejo del alma y del ser, es el reflejo de nosotros mismos en el espejo, en espacio y tiempo lineal, q nos permite expresar y darnos cuenta de la situacion de nuestro interior que nos obliga a expresarnos de una forma lo que necesitamos, otra de lo que carecemos, otra mas nos define el momento que estamos pasando, y que no hemos encontrado una solucion o una respuesta al escribir palabras de comparar una sociedad, una estatua, una piedra, un museo; etc nos permiote recorrer toda nuestra vida por una linea de expresion y muchas veces no nos damos cuenta que la respuesta puede estar en esa roca, ya que la roca es dura y nunca se rompe, pero no se mueve por nada ya que esta estancada en su lugar por que la pusieron, y asi es la vida a veces nos ponen cosas para que nos quedemos a pensar a meditar a comprender, que no es facil por que los mensajes o las enseñansas involucran siempre el trascender del hombre, ya que cada canal que elegimos nos conecta a un programa ya en curso, se dice que el verdadero hombre libre es aquel capas de vencerse a si mismo en una batalla entre entregar su ego y trascender de nuestra dualidad de naturalez.
ResponderEliminar"La meditación en vida aquí y ahora, nos libera del pensamiento del pasado y futuro, y es la llave para la auto realización e individualmente de la creencia de cada uno que tengamos en un poder supremo".